Diana Krall en el Auditorio Nacional
Por Valentina Domínguez
"Buenas noches, México”, fueron las palabras con que Diana Krall dio inicio a su concierto en el Auditorio Nacional. Con un vestido azul con dibujos en negro, siempre sentada al piano, nos deleitó con temas de su nuevo disco Quiet Nights, sin duda un material extraído de los discos de su papá en Vancouver, y, como ella misma lo dice, con un sonido very womanly.
A la jazzista canadiense la acompañaban: guitarra, contrabajo y batería, el combo perfecto porque logró el balance único. Ése que le dieron las ejecuciones virtuosas, los solos deslumbrantes de cada músico y la conjunción de increíble perfección.
Con temas como “So Nice”, “Let’s Fall in Love”, iban surgiendo las invocaciones: Nat King Cole, Dylan, Tom Waits, Gershwin, Jobim, renacían y se trasformaban ante nuestros ojos, nuestros oídos gracias a la poderosa suavidad de una voz, la concentración de un gesto y los dedos mágicos.
Los temas más aplaudidos de la noche fueron “Boulevard of Broken Dreams”, “Quiet Nights (Corcovado)”, “The Boy from Ipanema” y la cereza en el pastel: “The Look of Love”.
La cazadora de notas, Diana, se mostró sonriente y platicadora, con sencillez y sentido del humor nos compartió la dicha que experimenta al lado de su esposo Elvis Costello y sus gemelitos, su felicidad. Y para nuestro deleite, la felicidad de vivir el jazz.
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